24/12/2015

Un alojamiento rural con toques marítimos y enológicos

El Hotel Quinta de San Amaro nacía hace ocho años de la mano del grovense Julio Ouviña y el madrileño Nacho Crespo, dos emprendedores que un día decidieron poner en marcha su propio hotel con encanto, después de haber sido, durante años, usuarios de este tipo de establecimientos turísticos. Ambos buscaban para su hotel un entorno rural, alejado del bullicio propio de las grandes ciudades, pero bien comunicado, y dieron con la localidad pontevedresa de Meaño, un pueblo ubicado a escasos minutos de las espectaculares playas de las Rías Baixas y rodeado de los viñedos de Albariño del Valle del Salnés.  Con estas características, no resulta extraño que este alojamiento rústico con toques provenzales se haya convertido en un referente para todos aquellos turistas que deciden realizar rutas enológicas o que buscan un recogimiento que no les impida acceder a las ofertas culturales y de ocio de las localidades con mayor ambiente.

Distribución

El hotel, situado en una finca de 5000 metros,  está compuesto por 8 espacios diferenciados e independientes entre los que destacan, por una parte, sus 14 habitaciones clasificadas en cuatro grupos atendiendo a sus características —habitación normal, habitación superior, habitación superior con terraza y habitación colonial—. Por otra parte, la Quinta de San Amaro dispone de un acogedor salón en el que disfrutar de una agradable lectura acompañada de un café y de una biblioteca destinada especialmente a reuniones privadas. Su restaurante, con un completo menú no exento de recetas extraídas de la cocina tradicional gallega y con vistas a un marco natural de gran belleza sirve para completar, junto con las atractivas terrazas y el amplio jardín, la oferta de uno de los mejores hoteles de las Rías Baixas.

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Actividades

La buena localización de la Quinta de San Amaro hace posible la práctica de un gran número de actividades de ocio en las inmediaciones del complejo. Como sus propios dueños afirman, su proximidad al Valle del Salnés “es una maravilla para los amantes del buen vino, ya que supone estar muy cerca de la uva y su producción”. Y es que aquellos interesados en disfrutar de la gastronomía gallega podrán degustar en las Rías Baixas el mejor marisco de todo el país junto a un albariño procedente de algunas de las bodegas más prestigiosas de toda Galicia.

Los viajeros que se decanten por deleitarse con el paisaje costero de la zona, tendrán la opción dirigirse hacia la ciudad Vigo, donde podrán visitar emblemas culturales como la réplica de la carabela Pinta o el museo municipal Quiñones de León, declarado Bien de Interés Cultural y monumento histórico-artístico. Desde la ciudad olívica, podrán partir en yate o velero hacia las paradisiacas Islas Cíes, un archipiélago protegido bajo la denominación de  Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia.

Los que opten por practicar alguna actividad deportiva al aire libre en un entorno rural inmejorable, podrán realizar rutas a caballo, senderismo, piragüismo o rafting.

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